Sol, por el día que hizo: empezó frío, pero luego subió el termómetro de lo lindo, hasta 16ºC. Y como hace dos semanas, el sol saca a los ripenses de su letargo, y de qué manera: a la vuelta, en el Campillo no cabía un alfiler; si sigue así la cosa, en breve habrá que poner a un gorrilla para que organice el aparcamiento.
Y barro, porque bajando desde la R3 a Campo Real encontramos todo el del mundo. Un barro pegajoso, la madre de todos los barros, ese que se pega y acumula en las ruedas, en el cambio, en la horquilla, e impide que las burras avancen. De hecho, el último tramo de bajada lo hicimos a pie, con ellas a cuestas, pesando casi el doble. Y para seguir nos tocó retirar a paladas el maldito lastre. Así que, al llegar a casa después de recorrer 49,3 kms., y por sólo uno de ellos con barro, a Peli, Gallo, Cebo, Antuán, Oskar y Zorro nos ha tocado limpieza general. Al menos, mi burra vuelve a tener aspecto de recién comprada.
Por cierto, Gallo va bajando mejor las trialeras: aun desciende rígido cual tallo de bambú, pero al menos ya no da con sus huesos en el suelo. Lo podéis comprobar en el VÍDEO que Antuán subió a YouTube.
1 comentarios:
Sí, sí, no se cayó en la trialera, pero lo que no se ha contado aquí es que sí rodó por el asfalto tras chocar con el "muroPeli", que estaba parado en el arcén, y salir rebotado más de dos metros (Peli ni se inmutó; si acaso notó una ligera vibración, jejeje).
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