Gatos pardos

Lo malo del verano es el calor (malo para el que le guste el frío, que no es mi caso). Lo bueno, es que permite salir a pedalear por la noche y así evitarlo. Lo cierto es que las "nocturnas" tienen algo especial; no ves bien por donde vas (no hablemos del paisaje), pero sin embargo, los sentidos se agudizan y percibes detalles que por el día pasan desapercibidos. Hasta el sonido de las ruedas al deslizarse sobre la tierra es distinto. Pero también cambia el aire, que se vuelve tranquilo, las formas del camino, que parecen tener mayor volumen por la sombra que proyectan, los árboles, las figuras de tus compañeros,… Incluso las subidas se hacen menos tediosas y se gestionan con otro ánimo (normal al no ver el final).

Pues todo eso y más es lo que hemos sentido y disfrutado esta noche Cebo, Antuán y Zorro por el parque Mazalmadrit, los Cortados de El Piul y la laguna de El Campillo. Apenas 24 rápidos kilómetros en la noche ripense, iluminada por un cuarto creciente que no evitaba en cualquier caso que todos los gatos siguieran siendo pardos.