No, no es que haya viajado mucho en coche este mes que termina (al menos no lo he hecho en las fechas clave y por ello me he librado de los atascos de las operaciones salida y regreso). Lo que pasa es que en agosto me ha dado por la flaca y, salvo alguna salida MTB que otra (incluyendo una nocturna y dos pequerrutas con las promesas), todas las rutas que he ciclado este agosto han sido sobre asfalto. Y aunque yo ya sabía lo que es la carretera, me ha ocurrido algo parecido a lo que le ha pasado a Antuán en sus vacaciones en Cádiz (cómo nos cuenta en su BIKELAND: "Vacaciones con la flaca"), esto es, que vengo encantado. No sé, quizás sea la edad, pero creo que a todos los montañeros acaba gustándonos la carretera según vamos cogiendo experiencia (utilizo esta palabra por no escribir "años") y al final nos convertimos también en carreteros, compaginando ambas actividades. En dos semanitas en el pueblo (por cierto, ¡qué bien se está en el pueblo! "Tierras de Castilla" post de 31.08.11. Aunque este año había más gente: será la crisis) he salido con la flaca casi todos los días (los que no, lo hacía con la burra), recorriendo rutas no muy largas pues uno tiene obligaciones familiares, visitando pueblos cercanos como Nava de la Asunción, Santiuste, Coca, Santa María la Real de Nieva, Migueláñez, Bernardos, Samboal, Cuéllar, etc., unas veces solo (las más), otras con Maigo, otras con mi primo Loren, y otras con algún que otro lugareño que me encontraba (las menos), para al final acumular 399,27 kms. que, si soy sincero, me han sabido a poco pues los he disfrutado todos y cada uno de ellos. ¿Me estaré haciendo mayor?
Sólo me queda decir que todos esos kilómetros los he recorrido a lomos de una TREK Madone 3.1 de 2012, que ha ido como la seda (por algo son las mejores sin duda).
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