Club de ciclismo MTB+ROAD.
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24 oct 2010

Cruzando el Culebro

Esto del MTB es divertido; ¿qué os vamos a contar? Cada domingo corremos aventuras montados sobre nuestras burras, compartimos caminos y echamos unas risas. Pero la de hoy merece mención especial, no por el recorrido, que ha sido muy parecido al que recorrimos la semana pasada y que tan bien nos narró Antuán en su estreno como cronista. Lo ha sido sin embargo, y bien podríamos haber titulado Puente sobre el Río Kwai, por la peripecia vivida por Gallo, Peluso, Oskar, Peli y Zorro. Y es que al bajar La Marañosa por los pinares (por cierto, una bajada rápida y muy divertida) nos hemos encontrado con un obstáculo en el camino: el Arroyo Culebro, en principio insalvable, pues baja crecidito. Pero los zapadores-ingenieros THINKeros no se amilanan ante cualquier contratiempo y más arriba del paso natural han encontrado un paso habilitado, un puente improvisado sobre el que cruzar al otro lado. No penséis en algo sólido, estable, técnico, no, se trataba de un cajón de madera de 6 metros de longitud por 30 centímetros de fondo (desconocemos su uso original), que se movía cual cuerda de funambulista, y que hacía más agua que el Titánic. No sin algún susto pasamos las bicis primero, y luego nosotros. Nos ahorramos algún kilómetro, pero ganamos algún kilo de barro y agua (y qué agua; todo menos inodora e incolora), y alguno algún picotazo de mosquito asesino. Pero las risas compensaron cualquier penuria.

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Por cierto, fueron 51 los kilómetros recorridos. Aprovechamos y actualizamos la ruta con nuevas alternativas (disponible para Google Earth en descarga):

THINK BIKE La Marañosa, Cerro de Los Ángeles

2 comentarios:

Trípode dijo...

cagüen, que pena no haber podido acompañaros,siempre es agradable encontrar nuevas variantes a las rutas habituales.
En fin imagino que repetiremos en alguna otra ocasión.
Por cierto Zorro, conociéndote imagino que habrás limpiado perfectamente tu nueva burrita después de esta incursión en el Culebro

Unknown dijo...

Pues en realidad, y aunque parezca increíble, no lo he hecho (aún, jeje), porque la burra no se mojó (sólo ligeramente las ruedas). Sin embargo, yo sí me empapé los pies, y fui con ellos calados hasta el final. ¡Qué puto ascazo de agua, joder! Arrrggg.

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