Peli tenía el domingo la última de las comidas navideñas, esta vez con amigos, así que me propuso salir el sábado en vez de hacerlo en jornada dominical. Y por aquello de no dejarle solo, y porque el superboss es siempre buena compañía (ojo, que el resto también lo sois, ¿o qué os creíais?), le dije que sí, no sin antes imponer la condición de salir a las 9:00 y no media hora antes como es habitual (es lo que tiene el considerar esos 30 últimos minutejos como los mejores del sueño).
Sabíamos cómo iban a estar los caminos después de unos días de lluvia, así que decidimos hacernos una de carretera y manta, digo carretera y carril (¡qué ganas tengo de probar una flaca!): carretera de Chinchón, subida a La Cementera (con un viento en contra de cuyons), bajada a Morata de Tajuña, y carril-bici de vuelta a Rivas. Nos respetó el clima: ni frío, ni lluvia. Y mucha charla entre Peli y Zorro durante 46 kilómetros.
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