Sin desayuno

Pues hoy tampoco teníamos prisa, y por eso salimos al tran tran cual expreso lusitano de los de antaño. Primera decisión, ¿hacia dónde vamos que no pillemos barro? Pues por si acaso, tiramos por los cortados de Casa Eulogio, para volver por La Marañosa, en sentido opuesto a como lo hacemos habitualmente.  Por cierto, salimos Cebo, Gallo, Oskar, Peluso y Trípode.

Cebo, Gallo. Oskar y Trípode.

Primer incidente, la vasectomía de Peluso cuando intentó subir una rampa en la zona del derrumbe, hay que doloooo, hay que doloooo, hay que doloooo, que decía la canción. A los pocos kms. a punto de echar la papilla, paradita.

Parece que se pasa el trago y al poco, paradita, a Trípode se le afloja el sillín y la verdad no era cuestión de correr el riesgo de ir sentado sobre la tija, por lo que optamos por parar y apretar el sillín para evitar alguna desgracia, aunque a Gallo le podía haber hecho un apaño para sus males en los cuartos traseros.

Bueno, parece que podemos seguir, vaya, ¡Oskar no viene!, algo raro, algo que nunca le ha ocurrido a nuestro compi: HA PINCHADO, pues nada nueva paradita y cachondeo generalizado.

Tres mirando y uno currando.

Por fin seguimos, claro después de estos parones, ya ni desayunamos ni nada pues el desgaste de la jornada ha sido bien escaso.

Llegamos a San Martín y subimos La Marañosa, una vez recorrido el carril bici, cogemos el camino hacia Casa Eulogio y desde aquí para casa, claro, antes evitamos los charcos y el barro, pero ahora… je je je.

Bueno a petición de Oskar nos hemos atrevido con la trialera que hay para subir hacia los Cortados, lo hemos conseguido, Peluso, Cebo (183ppm) y Trípode (185ppm).

Y “pa casa”, mejor dicho “pa la Jeny”.