Return and baptism

Todos sabemos que Maigo lleva año y medio en dique seco tras su rotura de clavícula en Colmenar y, que exceptuando dos o tres salidas tranquilas con las promesas por vías verdes, no había cogido en serio una bici desde entonces. Ahora que su clavícula por fin ha soldado (por cierto, le quitan la placa en febrero) y que montar en bici no supone un elevado riesgo (aunque éste siempre existirá), sus deseos de pedalear con seguridad se hicieron realidad el pasado sábado. Y dado que hacerlo sobre una superficie uniforme evita los botes y rebotes propios del MTB y sus divertidas trialeras, decidió empezar por probar la carretera. Así que, con las flacas que nos prestó el GranG, nos fuimos con él y Dianita a dar una vuelta por tierras segovianas (quiero decir por carreteras segovianas). Carreteras que discurren entre pinares (recordar "Tierras de Castilla"), con poco tráfico, que unen pueblos tranquilos, y en las que Maigo, pese a ser su bautismo en flaca, se desenvolvió como pez en el agua, demostrando que lleva en la sangre la bicicleta, que lo suyo es dar pedales y que no ha perdido la ilusión. Fueron algo más de 55 kms., que no está mal para empezar después de no haber dado pedales durante tanto tiempo, en los que descubrió que las flacas tienen su punto (aunque tiene claro que las burras son más divertidas), y que no será la última vez; porque le gusta y porque en junio participará en la Treparriscos 2O12 y hay que entrenar. En fin, que nuestra Maigo ha vuelto, y lo ha hecho para quedarse.